En los últimos 40 años la temperatura de la costa noruega ha aumentado de media 1 ºC, y se prevé que siga aumentando en las próximas décadas, lo que pondrá al límite la capacidad del salmón Atlántico a adaptarse.
Por ello, es importante estudiar cómo el cambio climático impactará en las especies de acuicultura, una labor que están haciendo los investigadores a través del proyecto europeo ClimeFish.
Según los investigadores, “los resultados del modelo climático deben calibrarse y evaluarse en función de las condiciones locales para que puedan ser pertinentes para muchas de las decisiones de planificación y gestión de la acuicultura, la evaluación del impacto del cambio climático y las estrategias de adaptación al clima. De lo contrario, los planes y las medidas de adaptación pueden no ser apropiados o eficaces, o incluso inducir a error sin pretenderlo”.
Para un desarrollo óptimo del cultivo de salmón Atlántico, el agua debe estar en un rango de temperatura de 8 a 14ºC, ya que, a temperaturas superiores a 20 ºC, los peces dejan de crecer y comienzan a morirse.
Para poder salvar el problema de la subida de la temperatura del nivel del mar, una solución pasa por la mejora genética del salmón, de manera que se aumente la tolerancia de los peces a temperaturas más altas. Otra pasa por buscar ubicaciones más frías.
No obstante, y como señalan, “cuando se trata de determinar qué medidas debemos aplicar, todavía no sabemos lo suficiente acerca de cómo reaccionará el salmón de piscifactoría a las temperaturas más altas, el aumento de la acidificación del océano y la reducción del oxígeno. Nuestra investigación ha revelado importantes brechas del conocimiento, tanto en términos de conjuntos de datos disponibles como de la biología del salmón”.
Fuente: Mis Peces