La acidificación del mar en muchas partes del mundo fue definida como uno de los grandes problemas de los moluscos bivalvos, ya que estos organismos acuáticos ven afectada su capacidad para hacer crecer adecuadamente su concha, y que de seguir esta tendencia, tendrá graves implicaciones en el futuro, como ostras más pequeñas o conchas más delgadas.
El el aumento de la absorción de dióxido de carbono por la mayor temperatura del mar, incrementará la acidificación de los océanos, y con ello, los cultivos de ostras serán más propensos a criar ejemplares más frágiles y, por tanto, habrá más riesgos de daños durante el cultivo y la cosecha.
Actualmente, en Nueva Gales del Sur, donde se llevó a cabo el estudio, la industria genera un negocio de 35 millones de dólares con el cultivo de la ostra roca de Sydney (Saccostrea glomerata), endémica del país; la ostra del Pacífico (Crassostrea gigas) y la ostra plana nativa (Ostrea angasi).
En estos casos, una solución sería la mejora genética de ejemplares de rápido crecimiento y resistentes a enfermedades que puedan alterar sus mecanismos de biomineralización de la concha, promoviendo la resistencia a la acidificación.
Australia es una de las regiones donde la acidificación se plantea como una de las mayores amenazas para estos bivalvos. Por ello, y con objeto de descubrir cepas resistentes a la acidificación de las ostras, un equipo liderado por la Dra. Susan Fitzer, del Instituto de Acuicultura de la Universidad de Stirling, en Escocia, junto con científicos de la Universidad de Sydney, llevaron a cabo una investigación en este país con cepas de ostras de roca de Sydney.
La investigación, señaló la investigadora, “muestra por primera vez que las ostras criadas selectivamente para un rápido crecimiento y resistencia a las enfermedades pueden alterar sus mecanismos de biorremediación de la concha, promoviendo la resistencia a la acidificación”.
Este trabajo permite demostrar que la cría selectiva en ostras sea probablemente la mejor estrategia a seguir por la acuicultura para la mitigación de los efectos y la resistencia a la acidificación de los océanos.
Fuente: Mis Peces