El sector pesquero lanzaroteño está copado por una flota de carácter artesanal, algo que, contradictoriamente, limita su capacidad para competir con la flota de cerco en el reparto de las cuotas de las pesquerías de túnidos.
Andrés Cedrés, gerente de Optuna, y Aquilino Arrocha, patrón mayor de la Cofradía de Pescadores San Ginés de Arrecife, analizan la situación de la flota atunera lanzaroteña, que tiene que lidiar con la competencia de los grandes barcos de cerco pertenecientes a las poderosas empresas conserveras y la dificultad de que la Unión Europea reconozca como pesca artesanal a toda la flota lanzaroteña.
El reparto de las cuotas de los túnidos sigue siendo el principal escollo al que se enfrenta el sector pesquero de la Isla. Las limitaciones en torno al atún rojo, cuya cuota sí fue incrementada para esta campaña, dieron paso este año a las trabas para la pesca del patudo o atún obeso, pesca de la que era la principal proveedora Canarias.
Andrés Cedrés recuerda que, sólo en Lanzarote, en una campaña se llegó a obtener hasta 6.000 toneladas, cuando la flota atunera alcanzaba la veintena de barcos. En 2017 no llegaba a las 800, según las últimas estadísticas publicadas por la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca.
“Antes nos dedicábamos solo a esa pesca o a la del atún listado, cuando había”, señala. Entre ambas especies suman el grueso de las capturas para la flota de Lanzarote, con un 36 y 27 por ciento, respectivamente.
Sin embargo, la cifra bajó en los últimos años a 2.500 y 3.000 toneladas en toda Canarias y en eso se basa la administración para establecer el reparto de las cuotas, pero hay que analizar el porqué. Primero por la disminución de la flota. En Arrecife solo quedan seis atuneros, y no se tiene en cuenta la flota artesanal de menores dimensiones que también se dedica a la captura de túnidos, según explican.
Sólo este año, el ICCAT, organismo encargado de fijar las cuotas de túnidos, estableció una limitación de 9.400 toneladas para la pesca de la tuna en España, de la que el 70 por ciento ya se había alcanzado a finales de junio por parte de la flota de cerco, justo cuando las embarcaciones lanzaroteñas comenzaron con esta pesquería, después de concluir con la pesca del atún rojo.
Así, la flota lanzaroteña se topó con que tan sólo restaban 2.800 toneladas a repartir entre el sector nacional. La situación obligó a decidir entre un parón para establecer el justo reparto de este tonelaje o seguir faenando hasta alcanzarla.
Afortunadamente, optaron por parar durante un mes, lo que les permitió, según estiman, alargar la temporada otros tres meses más. “Con esta parada tenemos la oportunidad de trabajar otros dos meses más. Mientras que si se hubiese seguido trabajando en ese momento ahora estaríamos parados y los cerqueros hubieran cogido casi todo el pescado”, comentan Arrocha y Cedrés.
La sorpresa fue que, en el nuevo reparto, se propuso que a los cerqueros les correspondía el 25 por ciento de lo que restaba y el 75 para los artesanales canarios, de artes menores, los dedicados a la pesca de curricán y algunos del norte de África. “Respondimos que no estábamos de acuerdo. Lo lógico es que esos cerqueros, que ya habían agotado el 70 por ciento de la cuota global, no entraran en el reparto, sino que fuera a parar a los que no habíamos capturado aún y los que nos dedicamos exclusivamente a esa pesca”.
Esta temporada parece que la flota pesquera escapará con cifras positivas. Sin embargo, el sector ya está pensando en qué será de la pesca en Lanzarote el año que viene. “Habrá que demostrar a la Administración con estudios del Instituto Oceanográfico los datos de lo que se cogía en Canarias, de lo que se captura en la actualidad y por qué ese descenso”, insisten los representantes del sector, a fin de que el reparto de cuotas sea más justo para las embarcaciones del Archipiélago.
Uno de los principales motivos para ese descenso de las capturas es la menor presencia de estas especies en aguas cercanas a las Islas, hasta el punto de que cada vez tienen que navegar más millas para mantener las cifras de pesca. A 1.200 millas de distancia, asegura Aquilino Arrocha que han llegado algunos barcos.
Aseguran que los cerqueros llegaron hasta el Atlántico oriental tras esquilmar el resto de caladeros. Explican la manera de operar de estas empresas conserveras, que coparon también el sur de África para conseguir las cuotas de pesca de esos países e instalar sus fábricas, respaldándose en que están creando puestos de trabajo.
Fuente: Diario de Lanzarote